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John Lennon no ha muerto
Camina apurado por Providencia, guitarra en mano, un cinturón con una especie de mini-parlante llamado Talk box, cabellera negra y larga con una chasquilla a lo He-Man, camisa blanca y pantalón negro. La gente lo ve y se colocan a cantar “Help, I need somebody. Help…”, mientras él saluda cordialmente como una estrella de rock en pleno apogeo de fama.
Es día de estadio y manadas de jóvenes celebran la victoria de Chile en cada esquina del barrio Manuel Montt. Reina el alcohol, la fiesta, y los clientes para un hombre que vive de las propinas noche a noche tocando en lugares como “Donde Tommy”, “Liguria” y las terrazas del barrio Lastarria. Además del curioso corte de pelo, el cantante se distingue por estar siempre vestido de pantalón negro y camisa blanca.
Cristián toca música desde los 20 años, desde que logró graduarse de cuarto medio en el Duoc. “Comencé experimentando, tocaba en las micros y me ganaba su plata ahí, luego comencé a ver que ocurría en los locales y me fue mucho mejor. Así que me quedé en esto”, comenta el cantante. Su madre murió el año 1988 de un fulminante cáncer pulmonar. Su padre, en cambio, falleció en Agosto del 2005 dejándolo solo en el departamento ubicado en Quinta Normal.
Con el dinero recaudado en los locales logra pagarse los suministros básicos, que no son muy costosos ya que pasa el día trabajando en las calles. La primera melodía que presentó fue “La paloma” de Sol y Lluvia, canción que le valió el reconocimiento de la banda original cuando lo escuchó en las afueras de un local y la aceptación del público.
Durante mucho tiempo tocó en una banda llamada “Sonido Liverpool” junto a Luis Marambio, el que se hacía llamar “Paul” dejándole a él, el apodo de “Lennon”. “El grupo no se ha disuelto ni nada de eso, pensamos que como solistas debíamos probar suerte y a veces nos topamos en los locales. Luego de un tiempo nos volveremos a juntar nuevamente”, asegura el músico.
Su paso por “Sonido Liverpool” le significaría sin embargo, una etiqueta que insiste en olvidar: “Las personas me reconocen como el que canta canciones de los Beatles, pero no sólo canto eso, mi música abarca todo el Rock and Roll de los `80”, reclama constantemente.
Acosta se autodenomina el primer cantante callejero en usar un Talk Box, un aparato que sirve para dimensionar el sonido de la guitarra acústica, haciéndole un eco a cada nota que suena como “¡pauuung !”. Próximamente se comprará otro más, asegurando que es una importante inversión que mejorará el sonido y la calidad de las canciones que toca.
Luego de terminada su canción, pasa por todas las mesas recolectando propina entre ovaciones de un público que siempre quiere más. Él, recorre cada mesa diciendo mecánicamente: “Gracias, que le vaya súper bien”, algunos le ofrecen un trago pero se excusa diciendo que está trabajando. A veces, gracias a la insistencia del público regala dos temas más, en otras ocasiones, se retira y se dirige a otro local.
“El verdadero cantante es quien sabe tocar en la micro, en los bares, terrazas y escenarios. No me hace falta figurar ni ser famoso para ser lo que considero un artista, solo necesito prestar mi música en cada esquina y soy feliz” finaliza emocionado Cristián Acosta, el “Lennon” de los bares.




