Un evento desafortunado en una noche victoriosa
Chile gana históricamente frente a Argentina, las calles se llenan de banderas flameantes de triunfo. Mientras, Nicolás Vera se dirige a ver a su polola Amaranta, quien se encuentra en el bodeguero con sus amigas. Nicolás desconocía que vería la oscura cara de la celebración.
Cuando Nicolás va hacia Manuel Montt lo hace en su vehículo, pero esta vez se lo prestó a sus padres. Demoró 15 minutos en salir y tomar una micro que lo dejara en Providencia con Salvador “Al menos llegaré a Providencia, y de ahí camino a Manuel Montt”, reflexionó.
Mientras llamaba a su polola para confirmar el lugar, se percató de una mujer de aparentes 25 años junto a varios jóvenes se encontraban en la esquina de Miguel Claro con Providencia, semi-ocultos en la plazuela que se encuentra afuera del colegio Lastarria, observando a los transeúntes pasar.
“Mientras estaba afuera del Telepizza que se encuentra en esa esquina, observé como esta mujer se acercaba, tuve el presentimiento de que se dirigía hacia mí y que me asaltaría, simplemente no hice nada”, confiesa.
La joven se acercó a él mostrándole un cuchillo y le insinuó que si no le entregaba la billetera lo mataría, por lo que se sacó la billetera del bolsillo trasero y comenzó a escarbar para pasarle las monedas, mientras recordaba reconfortado que el sueldo que había recibido de su trabajo ese mismo día, lo había escondido debajo de su zapatilla.
Nicolás resistía en silencio los insultos de la frustrada asaltante al ver las pocas monedas que tenía el asustado joven. “Era gorda, tez morena, cara de enojada, cabello negro y manos gruesas. Tenía los ojos como de una desesperada, la cara le transpiraba y las manos temblorosas. Yo creo que estaba angustiada por drogas”, describe el agredido.
Ya le había robado 500 pesos y la tarjeta Bip, ocurrió lo desagradable: “¡ Sácate los zapatos !”, le gritó la asaltante. “Para mí fue como un balde de agua fría, tenía 60 mil pesos en efectivo en el zapato izquierdo” confiesa. Al ver el dinero, la antisocial se enfureció aún más y lo insultó nuevamente. Luego se llevó el dinero y corrió junto a sus amigos hacia las Torres Tajamar.
Caminó hacia el local, donde estaba su polola esperándolo en la puerta. “Vamos a casa, esto ocurre siempre en día de partidos” le dijo asustado. Ella insistió y se dirigieron a una patrulla que se encontraba estacionada en Providencia con Manuel Montt. Angustiado, el joven de 22 años, le pidió a su polola que se fueran a casa, “No quería saber más del asunto”, confesaría después. Carabineros jamás encontró a las personas que describió Nicolás.





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